Programa Nº 5: La Santísima Trinidad
Muy buenas noches. Damos inicio al quinto programa de “Verdades de Fe”.
Les habla Daniel Iglesias. Estaré dialogando con ustedes hasta las 22:00. Agradezco la generosa colaboración del Diácono Jorge Novoa, quien nos acompaña hoy.
Este programa se transmite por Radio María Uruguay desde Florida y Melo, y por Internet en www.radiomaria.org.uy. Puedes enviarnos tus comentarios, sugerencias o críticas al teléfono 0352 0535 o al mail info.ury@radiomaria.org.
Nuestro programa de hoy estará dedicado a la Santísima Trinidad.
Escuchemos lo que el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, números 43 al 49, nos enseña acerca de este misterio de la fe.
“¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?
El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio de la Santísima Trinidad?
Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo y es la fuente de todos los demás misterios.
¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
Jesucristo nos revela que Dios es “Padre”, no sólo en cuanto es Creador del universo y del hombre sino, sobre todo, porque engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, “resplandor de su gloria e impronta de su sustancia”.
¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado?
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; “procede del Padre”, que es principio sin principio y origen de toda la vida trinitaria. Y procede también del Hijo, por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento de la “verdad plena”.
¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?
La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
¿Cómo obran las tres divinas Personas?
Inseparables en su única substancia, las divinas Personas son también inseparables en su obrar: la Trinidad tiene una sola y misma operación. Pero en el único obrar divino, cada Persona se hace presente según el modo que le es propio en la Trinidad."
Con respecto a la Santísima Trinidad, los tres principales errores teológicos que es posible cometer son los siguientes:
• Un primer error es el triteísmo. Consiste en considerar que las tres personas divinas son tres sustancias divinas diferentes, o sea tres dioses. El triteísmo es evidentemente contrario a la razón filosófica (que demuestra la unicidad de Dios) y al monoteísmo bíblico. El cristianismo es una religión tan monoteísta como el judaísmo y el islamismo, pero con una noción de Dios mucho más rica. Actualmente el error del triteísmo se da en la religión de los mormones.
• Un segundo error es el subordinacionismo. Consiste en considerar que sólo el Padre es Dios, mientras que el Hijo y el Espíritu Santo son criaturas excelsas, pero no divinas en sentido propio. El subordinacionismo fue sostenido en el siglo IV por herejes como Arrio y Macedonio y se da actualmente en la religión de los testigos de Jehová.
• Un tercer error es el modalismo. Consiste en considerar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres modos de manifestación de Dios en la historia de salvación, pero que al interior de Dios existe una sola persona, el Padre. El modalismo fue sostenido en el siglo III por Sabelio y otros herejes. Actualmente este error, más sutil que los otros dos, es poco frecuente.
Estos tres grandes errores teológicos tienen un origen común: el intento de dominar racionalmente el misterio de Dios lleva a aceptar algunos de sus aspectos y a rechazar otros. Así la teología se vuelve más comprensible, pero se traiciona el misterio de Dios revelado por Cristo.
Desarrollaremos nuestro tema de hoy en dos grandes partes:
• En la primera parte demostraremos que el dogma trinitario no es irracional.
• En la segunda parte demostraremos que el dogma trinitario está contenido en la Divina Revelación transmitida en la Biblia.
Una primera objeción contra el dogma católico de la Santísima Trinidad consiste en afirmar que es irracional, porque es absurdo pensar que tres seres son un solo ser.
Esta acusación de irracionalidad contra el dogma trinitario proviene de una grave incomprensión. Es obvio que tres es distinto de uno. El dogma trinitario sería efectivamente irracional si dijera que tres seres distintos son un mismo ser, o que tres es igual a uno; pero no dice eso, sino que hay una única substancia, esencia o naturaleza divina (un solo Dios) y tres subsistencias, hipóstasis o personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Si "esencia divina" fuera sinónimo de "persona divina", la objeción sería correcta; pero como no lo es, se trata de un simple error.
El concepto de "esencia divina" responde a la pregunta "¿Qué es Dios?" Dios es el Ser absoluto, necesario, infinito, perfectísimo, simplicísimo... Estos atributos y otros semejantes pertenecen a la única esencia divina.
En cambio el concepto de "persona divina" responde a la pregunta "¿Quién es Dios?" El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Dios, pero no son tres dioses, sino un solo Dios. Las tres personas divinas son lo mismo (Dios), pero lo son de tal modo que no son el mismo: el Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo, el Hijo no es el Padre ni el Espíritu Santo, el Espíritu Santo no es el Hijo ni el Padre.
La única sustancia divina subsiste en tres distintas "subsistencias". Con una expresión un poco audaz, pero en el fondo justificable, podríamos decir que subsiste "de tres maneras distintas", como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Las tres personas divinas tienen todo en común, salvo sus relaciones de origen (o de oposición):
• Paternidad: el Padre engendra eternamente al Hijo.
• Filiación: el Hijo es engendrado eternamente por el Padre.
• Espiración activa: el Padre y el Hijo espiran eternamente el Espíritu Santo.
• Espiración pasiva: el Espíritu Santo es espirado eternamente por el Padre y el Hijo.
Estas relaciones de origen (salvo la espiración activa, que corresponde a dos personas) constituyen las tres personas divinas. De acuerdo con esto, el Padre se caracteriza también por ser el origen sin origen de las otras dos personas divinas.
La vida íntima de la Trinidad es una incesante danza de amor infinito. El Padre entrega eternamente al Hijo toda su sustancia divina. El Hijo le responde entregándole a su vez todo su ser divino (igual al del Padre). El amor del Padre y del Hijo es fecundo; es la persona-don, el Espíritu Santo.
Es importante notar que el concepto de "persona", aplicado a las personas divinas y a las personas humanas, tiene un sentido analógico, no unívoco. Si pensáramos que en el dogma trinitario la palabra "persona" tiene exactamente el mismo sentido que en el lenguaje moderno, afirmaríamos la existencia de tres individuos divinos, cada uno con su conciencia, su inteligencia y su voluntad separadas y así caeríamos en el absurdo del triteísmo. Por eso hoy es más necesario que nunca que los cristianos no nos limitemos a repetir las formulaciones tradicionales del dogma trinitario, sino que intentemos explicarlas, manteniendo su sentido.
Una segunda objeción contra el dogma trinitario está basada en el principio de identidad comparada: si A es C y B es C, entonces A es B. Si el Padre es Dios y el Hijo es Dios, entonces el Padre es el Hijo y el dogma trinitario es falso (dicen los antitrinitarios).
Esta segunda objeción es más sutil que la primera, pero también es errónea.
Hay tres clases de identidades:
• la identidad real y conceptual, como entre "hombre" y "animal racional";
• la identidad conceptual pero no real, como entre "triángulo" y "polígono de tres lados";
• la identidad real pero no conceptual, como entre "un hombre" y "mi padre".
El principio de identidad comparada tiene validez general cuando las tres identidades consideradas son identidades reales y conceptuales y también cuando las tres son sólo conceptuales. El primer caso se presenta por ejemplo cuando A, B y C son tres realidades absolutas. Esta segunda objeción contra la Trinidad sería correcta si las frases "el Padre es Dios", "el Hijo es Dios" y “el Espíritu Santo es Dios” plantearan identidades entre realidades absolutas; pero no es así, porque en Dios hay una única realidad absoluta (la sustancia divina) y tres realidades relativas (las personas divinas, constituidas por sus relaciones opuestas). Si consideráramos a las personas divinas como realidades absolutas, afirmaríamos la existencia, no de la Trinidad, sino de una herética "cuaternidad" en Dios.
Por la revelación sabemos que entre cada una de las personas divinas y la sustancia divina existe identidad real y distinción conceptual y que entre las personas divinas existe distinción real y conceptual (más aún, oposición conceptual). Ahora bien, el principio de identidad comparada no tiene validez general cuando las identidades consideradas son reales pero no conceptuales. Podemos dar el siguiente contraejemplo tomado de la filosofía aristotélica: Sea A la acción, B la pasión y C el movimiento. Entre A y C y entre B y C hay identidad real pero no conceptual; pero entre A y B hay distinción real y oposición conceptual. Por lo tanto el principio de identidad comparada no es aplicable tampoco al caso de la Trinidad.
Ahora haremos unos minutos de pausa para escuchar música.
INTERVALO MUSICAL
Continuamos la transmisión de “Verdades de Fe”. Este programa se transmite por Radio María Uruguay, desde Florida y Melo. Los oyentes pueden plantearnos sus consultas, dudas y comentarios llamando por teléfono al 0352 0535 o enviando un mail a info.ury@radiomaria.org.
Nuestro programa de hoy está dedicado a la Santísima Trinidad. Ya hemos refutado los argumentos contra la racionalidad del dogma trinitario. En esta segunda parte probaremos que el dogma trinitario está contenido en la Sagrada Escritura.
Pero antes de eso dedicaremos un minuto a criticar la doctrina antitrinitaria de los testigos de Jehová. Esta secta enseña que el Hijo es un ser divino, pero no es Dios, sino el arcángel San Miguel, la principal creatura de Dios. Y también enseña que el Espíritu Santo no es una persona, sino la fuerza activa de Dios.
Como veremos luego, estas afirmaciones sobre el Hijo y el Espíritu Santo son contrarias a la revelación. Pero antes destacaremos que también son contrarias a la razón:
• Si el Hijo es verdaderamente un ser divino, entonces su esencia es la esencia divina y por lo tanto es Dios. La idea de un "ser divino distinto de Dios" es autocontradictoria.
• Si el Espíritu Santo es verdaderamente el Espíritu de Dios, entonces no puede ser una fuerza impersonal. Toda persona es espíritu y todo espíritu es persona. La idea de un "espíritu impersonal" es autocontradictoria.
En el contexto de la controversia con los testigos de Jehová, pasaremos ahora a probar que el dogma trinitario no es una doctrina inventada por hombres, sino que pertenece a la Divina Revelación y tiene fundamento en la Biblia. Procederemos de la siguiente manera:
• Daremos por supuestas las siguientes verdades, que también son aceptadas por los testigos de Jehová: la verdad de la Biblia en general y la unicidad de Dios y la divinidad del Padre en particular.
• Demostraremos con base en la Sagrada Escritura que Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
• Concluiremos que Dios es en sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Comenzaremos mostrando que Dios se manifiesta en la Biblia como Trinidad. Habría muchísimo para decir sobre esto, pero en bien de la brevedad nos limitaremos en un primer momento a señalar que el Nuevo Testamento contiene muchas fórmulas trinitarias. Haremos hincapié particularmente en dos de ellas:
• Mateo 28,19: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
• 2 Corintios 13,13: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros."
A esto los testigos de Jehová suelen responder que el hecho de que aparezcan las palabras “Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo” en una sola frase no significa que sean un solo Dios. No toman en cuenta que no se trata de frases cualesquiera. El primer texto citado es precisamente el final del Evangelio de Mateo. Cristo resucitado manda a sus discípulos ir por todo el mundo, predicar el evangelio a todos los pueblos y bautizarlos "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Es inconcebible que en este final solemne, en esta fórmula que enseguida empezó a ser utilizada en la liturgia bautismal, se haya asociado a Dios con dos simples creaturas (como si dijéramos, en el nombre de Dios, de San Pedro y de San Pablo). Es muy claro que esta fórmula bautismal ubica al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en el mismo nivel. Los tres (evidentemente distintos entre sí) pertenecen igualmente a la realidad de Dios.
El segundo texto citado es precisamente el final de la segunda carta de San Pablo a los Corintios. Este solemne saludo paulino es semejante al texto anterior, puesto que sitúa en un mismo nivel (dentro de la realidad de Dios) los dones de las tres personas divinas: Dios (el Padre), el Señor Jesucristo (Dios Hijo) y el Espíritu Santo. Esta hermosa oración a la Trinidad es rezada en cada Santa Misa por el celebrante.
Es cierto que la Biblia no dice explícitamente que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios. La cita que suelen aducir algunos grupos protestantes fundamentalistas (1 Juan 5,7-8) no corresponde al texto auténtico, puesto que la mención de la Trinidad proviene de una interpolación tardía. Pero también es cierto que el dogma trinitario está contenido implícitamente en la Biblia. Hemos visto ya que en la revelación bíblica aparecen tres "personas" vinculadas a la realidad de Dios. No cabe ninguna duda de que el Padre es Dios. Probaremos ahora a partir del Nuevo Testamento que el Hijo es Dios y más adelante que el Espíritu Santo es Dios.
Dado que nuestro programa anterior estuvo dedicado al tema de la divinidad de Cristo, ahora volveremos a presentar nuestra argumentación sobre ese tema sólo en forma muy resumida. Hay muchas formas de demostrar la divinidad de Cristo. Por ejemplo, los milagros de Jesús proporcionan una perspectiva privilegiada para reconocer su divinidad. Sobre todo la resurrección de Jesús confirmó con testimonio divino su pretensión, expresada también en sus obras y palabras, de ser el portador absoluto de la salvación y de ser igual a Dios.
Ahora bien, ya que los testigos de Jehová creen en la inerrancia de la Biblia, el camino más simple en este caso es la prueba directa a partir de la Escritura. Los siguientes nueve textos del Nuevo Testamento afirman claramente que el Hijo es Dios: Juan 1,1; Juan 1,18; Juan 20,28; Romanos 9,5; Filipenses 2,5-11; Tito 2,13; Hebreos 1,8; 2 Pedro 1,1; Apocalipsis 1,8.
A fin de eludir las consecuencias dogmáticas de estos textos, los testigos de Jehová proponen nuevas traducciones o nuevas interpretaciones del texto sagrado. En lo que respecta a sus traducciones, hay un amplio consenso entre los expertos acerca de que la versión de la Biblia utilizada por los testigos de Jehová ha introducido muchas adulteraciones y tergiversaciones del texto bíblico, para tratar de ocultar las discordancias entre éste y la doctrina de la secta. En cuanto a su exégesis, cabe subrayar que los testigos de Jehová interpretan la Biblia fuera de toda la Tradición de la Iglesia, guiados únicamente por las autoridades de la secta, las cuales desde Charles Russell en adelante se han considerado a sí mismas (sin ningún fundamento) como únicos intérpretes autorizados de la Palabra de Dios.
Pasando ahora al tema del Espíritu Santo, diremos lo siguiente:
• La divinidad del Espíritu Santo se manifiesta por ejemplo en 1 Corintios 2,10: "el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios". Esto es algo que sólo Dios puede hacer.
• La personalidad del Espíritu Santo se manifiesta por ejemplo en Hechos 15,28: "hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables". Sólo las personas pueden tomar decisiones, no los entes impersonales.
• Según Juan 14,16, el Espíritu Santo es el "otro Paráclito" enviado por el Padre. Si el primer Paráclito (el Hijo) es una persona divina, como hemos demostrado, el segundo también lo es.
En conclusión: Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo (tres personas divinas y un solo Dios vivo y verdadero). Esto implica necesariamente que Dios es en Sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque de lo contrario no habría verdadera autorrevelación y autocomunicación de Dios al hombre. Inversamente, si Dios, que es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo, decide libremente manifestarse en la historia, necesariamente debe manifestarse como lo que Él es en Sí mismo: el Dios Uno y Trino.
Querido amigo, querida amiga:
Si nuestro tema de hoy te ha parecido demasiado difícil, te conviene recordar que hemos hablado nada menos que del sublime misterio de Dios. Y Dios es el misterio absoluto, en última instancia incomprensible. Debemos reconocer que el dogma trinitario (como todos los demás dogmas cristianos) no contiene ni implica ninguna irracionalidad, ninguna contradicción. Pero el misterio de la Santísima Trinidad sí es suprarracional, porque no puede ser comprendido plenamente por nuestras inteligencias finitas. Si no fuera así, no se trataría del misterio de Dios.
Hemos visto que el dogma de la Santísima Trinidad pertenece a la revelación de Dios en Cristo. Si alguien no cree en la Santísima Trinidad, no es cristiano (objetivamente hablando).
Te invito a seguir leyendo y estudiando la Biblia con frecuencia para conocer cada vez más el misterio de Dios, que en Cristo se nos ha manifestado como Amor infinito. Ruego a Dios que, por la intercesión de la Virgen María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Templo del Espíritu Santo, aumente en ti la fe en la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la única substancia divina.
Damos fin al quinto programa de “Verdades de Fe” y nos despedimos hasta el próximo martes a las 21:30. Que Dios los bendiga día tras día.
Daniel Iglesias Grèzes
11 de abril de 2006.
Les habla Daniel Iglesias. Estaré dialogando con ustedes hasta las 22:00. Agradezco la generosa colaboración del Diácono Jorge Novoa, quien nos acompaña hoy.
Este programa se transmite por Radio María Uruguay desde Florida y Melo, y por Internet en www.radiomaria.org.uy. Puedes enviarnos tus comentarios, sugerencias o críticas al teléfono 0352 0535 o al mail info.ury@radiomaria.org.
Nuestro programa de hoy estará dedicado a la Santísima Trinidad.
Escuchemos lo que el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, números 43 al 49, nos enseña acerca de este misterio de la fe.
“¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?
El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio de la Santísima Trinidad?
Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo y es la fuente de todos los demás misterios.
¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
Jesucristo nos revela que Dios es “Padre”, no sólo en cuanto es Creador del universo y del hombre sino, sobre todo, porque engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, “resplandor de su gloria e impronta de su sustancia”.
¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado?
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; “procede del Padre”, que es principio sin principio y origen de toda la vida trinitaria. Y procede también del Hijo, por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento de la “verdad plena”.
¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?
La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
¿Cómo obran las tres divinas Personas?
Inseparables en su única substancia, las divinas Personas son también inseparables en su obrar: la Trinidad tiene una sola y misma operación. Pero en el único obrar divino, cada Persona se hace presente según el modo que le es propio en la Trinidad."
Con respecto a la Santísima Trinidad, los tres principales errores teológicos que es posible cometer son los siguientes:
• Un primer error es el triteísmo. Consiste en considerar que las tres personas divinas son tres sustancias divinas diferentes, o sea tres dioses. El triteísmo es evidentemente contrario a la razón filosófica (que demuestra la unicidad de Dios) y al monoteísmo bíblico. El cristianismo es una religión tan monoteísta como el judaísmo y el islamismo, pero con una noción de Dios mucho más rica. Actualmente el error del triteísmo se da en la religión de los mormones.
• Un segundo error es el subordinacionismo. Consiste en considerar que sólo el Padre es Dios, mientras que el Hijo y el Espíritu Santo son criaturas excelsas, pero no divinas en sentido propio. El subordinacionismo fue sostenido en el siglo IV por herejes como Arrio y Macedonio y se da actualmente en la religión de los testigos de Jehová.
• Un tercer error es el modalismo. Consiste en considerar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres modos de manifestación de Dios en la historia de salvación, pero que al interior de Dios existe una sola persona, el Padre. El modalismo fue sostenido en el siglo III por Sabelio y otros herejes. Actualmente este error, más sutil que los otros dos, es poco frecuente.
Estos tres grandes errores teológicos tienen un origen común: el intento de dominar racionalmente el misterio de Dios lleva a aceptar algunos de sus aspectos y a rechazar otros. Así la teología se vuelve más comprensible, pero se traiciona el misterio de Dios revelado por Cristo.
Desarrollaremos nuestro tema de hoy en dos grandes partes:
• En la primera parte demostraremos que el dogma trinitario no es irracional.
• En la segunda parte demostraremos que el dogma trinitario está contenido en la Divina Revelación transmitida en la Biblia.
Una primera objeción contra el dogma católico de la Santísima Trinidad consiste en afirmar que es irracional, porque es absurdo pensar que tres seres son un solo ser.
Esta acusación de irracionalidad contra el dogma trinitario proviene de una grave incomprensión. Es obvio que tres es distinto de uno. El dogma trinitario sería efectivamente irracional si dijera que tres seres distintos son un mismo ser, o que tres es igual a uno; pero no dice eso, sino que hay una única substancia, esencia o naturaleza divina (un solo Dios) y tres subsistencias, hipóstasis o personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Si "esencia divina" fuera sinónimo de "persona divina", la objeción sería correcta; pero como no lo es, se trata de un simple error.
El concepto de "esencia divina" responde a la pregunta "¿Qué es Dios?" Dios es el Ser absoluto, necesario, infinito, perfectísimo, simplicísimo... Estos atributos y otros semejantes pertenecen a la única esencia divina.
En cambio el concepto de "persona divina" responde a la pregunta "¿Quién es Dios?" El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Dios, pero no son tres dioses, sino un solo Dios. Las tres personas divinas son lo mismo (Dios), pero lo son de tal modo que no son el mismo: el Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo, el Hijo no es el Padre ni el Espíritu Santo, el Espíritu Santo no es el Hijo ni el Padre.
La única sustancia divina subsiste en tres distintas "subsistencias". Con una expresión un poco audaz, pero en el fondo justificable, podríamos decir que subsiste "de tres maneras distintas", como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Las tres personas divinas tienen todo en común, salvo sus relaciones de origen (o de oposición):
• Paternidad: el Padre engendra eternamente al Hijo.
• Filiación: el Hijo es engendrado eternamente por el Padre.
• Espiración activa: el Padre y el Hijo espiran eternamente el Espíritu Santo.
• Espiración pasiva: el Espíritu Santo es espirado eternamente por el Padre y el Hijo.
Estas relaciones de origen (salvo la espiración activa, que corresponde a dos personas) constituyen las tres personas divinas. De acuerdo con esto, el Padre se caracteriza también por ser el origen sin origen de las otras dos personas divinas.
La vida íntima de la Trinidad es una incesante danza de amor infinito. El Padre entrega eternamente al Hijo toda su sustancia divina. El Hijo le responde entregándole a su vez todo su ser divino (igual al del Padre). El amor del Padre y del Hijo es fecundo; es la persona-don, el Espíritu Santo.
Es importante notar que el concepto de "persona", aplicado a las personas divinas y a las personas humanas, tiene un sentido analógico, no unívoco. Si pensáramos que en el dogma trinitario la palabra "persona" tiene exactamente el mismo sentido que en el lenguaje moderno, afirmaríamos la existencia de tres individuos divinos, cada uno con su conciencia, su inteligencia y su voluntad separadas y así caeríamos en el absurdo del triteísmo. Por eso hoy es más necesario que nunca que los cristianos no nos limitemos a repetir las formulaciones tradicionales del dogma trinitario, sino que intentemos explicarlas, manteniendo su sentido.
Una segunda objeción contra el dogma trinitario está basada en el principio de identidad comparada: si A es C y B es C, entonces A es B. Si el Padre es Dios y el Hijo es Dios, entonces el Padre es el Hijo y el dogma trinitario es falso (dicen los antitrinitarios).
Esta segunda objeción es más sutil que la primera, pero también es errónea.
Hay tres clases de identidades:
• la identidad real y conceptual, como entre "hombre" y "animal racional";
• la identidad conceptual pero no real, como entre "triángulo" y "polígono de tres lados";
• la identidad real pero no conceptual, como entre "un hombre" y "mi padre".
El principio de identidad comparada tiene validez general cuando las tres identidades consideradas son identidades reales y conceptuales y también cuando las tres son sólo conceptuales. El primer caso se presenta por ejemplo cuando A, B y C son tres realidades absolutas. Esta segunda objeción contra la Trinidad sería correcta si las frases "el Padre es Dios", "el Hijo es Dios" y “el Espíritu Santo es Dios” plantearan identidades entre realidades absolutas; pero no es así, porque en Dios hay una única realidad absoluta (la sustancia divina) y tres realidades relativas (las personas divinas, constituidas por sus relaciones opuestas). Si consideráramos a las personas divinas como realidades absolutas, afirmaríamos la existencia, no de la Trinidad, sino de una herética "cuaternidad" en Dios.
Por la revelación sabemos que entre cada una de las personas divinas y la sustancia divina existe identidad real y distinción conceptual y que entre las personas divinas existe distinción real y conceptual (más aún, oposición conceptual). Ahora bien, el principio de identidad comparada no tiene validez general cuando las identidades consideradas son reales pero no conceptuales. Podemos dar el siguiente contraejemplo tomado de la filosofía aristotélica: Sea A la acción, B la pasión y C el movimiento. Entre A y C y entre B y C hay identidad real pero no conceptual; pero entre A y B hay distinción real y oposición conceptual. Por lo tanto el principio de identidad comparada no es aplicable tampoco al caso de la Trinidad.
Ahora haremos unos minutos de pausa para escuchar música.
INTERVALO MUSICAL
Continuamos la transmisión de “Verdades de Fe”. Este programa se transmite por Radio María Uruguay, desde Florida y Melo. Los oyentes pueden plantearnos sus consultas, dudas y comentarios llamando por teléfono al 0352 0535 o enviando un mail a info.ury@radiomaria.org.
Nuestro programa de hoy está dedicado a la Santísima Trinidad. Ya hemos refutado los argumentos contra la racionalidad del dogma trinitario. En esta segunda parte probaremos que el dogma trinitario está contenido en la Sagrada Escritura.
Pero antes de eso dedicaremos un minuto a criticar la doctrina antitrinitaria de los testigos de Jehová. Esta secta enseña que el Hijo es un ser divino, pero no es Dios, sino el arcángel San Miguel, la principal creatura de Dios. Y también enseña que el Espíritu Santo no es una persona, sino la fuerza activa de Dios.
Como veremos luego, estas afirmaciones sobre el Hijo y el Espíritu Santo son contrarias a la revelación. Pero antes destacaremos que también son contrarias a la razón:
• Si el Hijo es verdaderamente un ser divino, entonces su esencia es la esencia divina y por lo tanto es Dios. La idea de un "ser divino distinto de Dios" es autocontradictoria.
• Si el Espíritu Santo es verdaderamente el Espíritu de Dios, entonces no puede ser una fuerza impersonal. Toda persona es espíritu y todo espíritu es persona. La idea de un "espíritu impersonal" es autocontradictoria.
En el contexto de la controversia con los testigos de Jehová, pasaremos ahora a probar que el dogma trinitario no es una doctrina inventada por hombres, sino que pertenece a la Divina Revelación y tiene fundamento en la Biblia. Procederemos de la siguiente manera:
• Daremos por supuestas las siguientes verdades, que también son aceptadas por los testigos de Jehová: la verdad de la Biblia en general y la unicidad de Dios y la divinidad del Padre en particular.
• Demostraremos con base en la Sagrada Escritura que Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
• Concluiremos que Dios es en sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Comenzaremos mostrando que Dios se manifiesta en la Biblia como Trinidad. Habría muchísimo para decir sobre esto, pero en bien de la brevedad nos limitaremos en un primer momento a señalar que el Nuevo Testamento contiene muchas fórmulas trinitarias. Haremos hincapié particularmente en dos de ellas:
• Mateo 28,19: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
• 2 Corintios 13,13: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros."
A esto los testigos de Jehová suelen responder que el hecho de que aparezcan las palabras “Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo” en una sola frase no significa que sean un solo Dios. No toman en cuenta que no se trata de frases cualesquiera. El primer texto citado es precisamente el final del Evangelio de Mateo. Cristo resucitado manda a sus discípulos ir por todo el mundo, predicar el evangelio a todos los pueblos y bautizarlos "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Es inconcebible que en este final solemne, en esta fórmula que enseguida empezó a ser utilizada en la liturgia bautismal, se haya asociado a Dios con dos simples creaturas (como si dijéramos, en el nombre de Dios, de San Pedro y de San Pablo). Es muy claro que esta fórmula bautismal ubica al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en el mismo nivel. Los tres (evidentemente distintos entre sí) pertenecen igualmente a la realidad de Dios.
El segundo texto citado es precisamente el final de la segunda carta de San Pablo a los Corintios. Este solemne saludo paulino es semejante al texto anterior, puesto que sitúa en un mismo nivel (dentro de la realidad de Dios) los dones de las tres personas divinas: Dios (el Padre), el Señor Jesucristo (Dios Hijo) y el Espíritu Santo. Esta hermosa oración a la Trinidad es rezada en cada Santa Misa por el celebrante.
Es cierto que la Biblia no dice explícitamente que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios. La cita que suelen aducir algunos grupos protestantes fundamentalistas (1 Juan 5,7-8) no corresponde al texto auténtico, puesto que la mención de la Trinidad proviene de una interpolación tardía. Pero también es cierto que el dogma trinitario está contenido implícitamente en la Biblia. Hemos visto ya que en la revelación bíblica aparecen tres "personas" vinculadas a la realidad de Dios. No cabe ninguna duda de que el Padre es Dios. Probaremos ahora a partir del Nuevo Testamento que el Hijo es Dios y más adelante que el Espíritu Santo es Dios.
Dado que nuestro programa anterior estuvo dedicado al tema de la divinidad de Cristo, ahora volveremos a presentar nuestra argumentación sobre ese tema sólo en forma muy resumida. Hay muchas formas de demostrar la divinidad de Cristo. Por ejemplo, los milagros de Jesús proporcionan una perspectiva privilegiada para reconocer su divinidad. Sobre todo la resurrección de Jesús confirmó con testimonio divino su pretensión, expresada también en sus obras y palabras, de ser el portador absoluto de la salvación y de ser igual a Dios.
Ahora bien, ya que los testigos de Jehová creen en la inerrancia de la Biblia, el camino más simple en este caso es la prueba directa a partir de la Escritura. Los siguientes nueve textos del Nuevo Testamento afirman claramente que el Hijo es Dios: Juan 1,1; Juan 1,18; Juan 20,28; Romanos 9,5; Filipenses 2,5-11; Tito 2,13; Hebreos 1,8; 2 Pedro 1,1; Apocalipsis 1,8.
A fin de eludir las consecuencias dogmáticas de estos textos, los testigos de Jehová proponen nuevas traducciones o nuevas interpretaciones del texto sagrado. En lo que respecta a sus traducciones, hay un amplio consenso entre los expertos acerca de que la versión de la Biblia utilizada por los testigos de Jehová ha introducido muchas adulteraciones y tergiversaciones del texto bíblico, para tratar de ocultar las discordancias entre éste y la doctrina de la secta. En cuanto a su exégesis, cabe subrayar que los testigos de Jehová interpretan la Biblia fuera de toda la Tradición de la Iglesia, guiados únicamente por las autoridades de la secta, las cuales desde Charles Russell en adelante se han considerado a sí mismas (sin ningún fundamento) como únicos intérpretes autorizados de la Palabra de Dios.
Pasando ahora al tema del Espíritu Santo, diremos lo siguiente:
• La divinidad del Espíritu Santo se manifiesta por ejemplo en 1 Corintios 2,10: "el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios". Esto es algo que sólo Dios puede hacer.
• La personalidad del Espíritu Santo se manifiesta por ejemplo en Hechos 15,28: "hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables". Sólo las personas pueden tomar decisiones, no los entes impersonales.
• Según Juan 14,16, el Espíritu Santo es el "otro Paráclito" enviado por el Padre. Si el primer Paráclito (el Hijo) es una persona divina, como hemos demostrado, el segundo también lo es.
En conclusión: Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo (tres personas divinas y un solo Dios vivo y verdadero). Esto implica necesariamente que Dios es en Sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque de lo contrario no habría verdadera autorrevelación y autocomunicación de Dios al hombre. Inversamente, si Dios, que es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo, decide libremente manifestarse en la historia, necesariamente debe manifestarse como lo que Él es en Sí mismo: el Dios Uno y Trino.
Querido amigo, querida amiga:
Si nuestro tema de hoy te ha parecido demasiado difícil, te conviene recordar que hemos hablado nada menos que del sublime misterio de Dios. Y Dios es el misterio absoluto, en última instancia incomprensible. Debemos reconocer que el dogma trinitario (como todos los demás dogmas cristianos) no contiene ni implica ninguna irracionalidad, ninguna contradicción. Pero el misterio de la Santísima Trinidad sí es suprarracional, porque no puede ser comprendido plenamente por nuestras inteligencias finitas. Si no fuera así, no se trataría del misterio de Dios.
Hemos visto que el dogma de la Santísima Trinidad pertenece a la revelación de Dios en Cristo. Si alguien no cree en la Santísima Trinidad, no es cristiano (objetivamente hablando).
Te invito a seguir leyendo y estudiando la Biblia con frecuencia para conocer cada vez más el misterio de Dios, que en Cristo se nos ha manifestado como Amor infinito. Ruego a Dios que, por la intercesión de la Virgen María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Templo del Espíritu Santo, aumente en ti la fe en la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la única substancia divina.
Damos fin al quinto programa de “Verdades de Fe” y nos despedimos hasta el próximo martes a las 21:30. Que Dios los bendiga día tras día.
Daniel Iglesias Grèzes
11 de abril de 2006.
1 Comments:
Wow.. tremendo artículo.
Personalmente siempre me he inclinado por el Modalismo aunque no soy dogmático al respecto.
Un abrazo!
:]
Publicar un comentario
<< Home